16/02/2022 | 4 minutos
Después de casi dos años, la pandemia se ha instalado en nuestras vidas y es inevitable que haya afectado a todos los aspectos vitales. También a cómo nos comportamos a la hora de invertir.
Con la llegada del covid a nuestras vidas, nuestras prioridades cambiaron y contar con ahorros pasó a ser muy importante para todos. La búsqueda de la seguridad en los momentos de crisis es un clásico y así ha sido, también, durante la pandemia.
Tras las fuertes caídas del primer semestre de 2020, los mercados volvieron a animarse. Un estudio de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) indica que las compras de minoristas se multiplicaron provocando, posteriormente, que el número de operaciones de venta se disparara. Es decir, tras el primer trimestre del 2020 hubo una incorporación masiva de pequeños inversores al mercado bursátil.
Pero ¿qué ha pasado con las inversiones en la bolsa española en 2021? En el informe anual de Bolsas y Mercados Españoles (BME) se recoge una caída del 19 % en el volumen de las órdenes dadas en bolsa española. Además, el importe total negociado cayó casi un 12 %, el peor dato desde 1999.
El deficiente comportamiento de la bolsa española frente a otras, las facilidades para invertir en otros mercados y la entrada en vigor de la Tasa Tobin (un nuevo impuesto que grava las operaciones de compra de acciones españolas de capitalización bursátil por encima de los 1.000 millones de euros) han podido desincentivar la inversión en valores españoles, cayendo la contratación y haciendo que aumentaran las salidas de capital al extranjero.
Además, el temor a la inflación se ha hecho presente en el mercado. Esta ha venido generada por el desajuste entre la oferta y la demanda, bien por la destrucción de capacidad productiva (cierre de empresas o falta de inversión en las existentes) o bien por los cierres temporales establecidos para frenar la expansión de las diferentes variantes del virus. Si las empresas trasladan al valor final de sus productos esa escalada de precios, sus resultados pueden mantenerse, pero a costa del bolsillo de los consumidores.
El cambio en la mentalidad de la sociedad ha llevado también a cambios en la búsqueda de empresas para invertir. Temas como la salud, la tecnología y la sostenibilidad han pasado a tener mayor protagonismo. Los inversores quieren ser socialmente más responsables y crear un impacto positivo en la sociedad. Igualmente, se decantan por la industria tecnológica y las infraestructuras, que han tenido una demanda muy fuerte en los últimos meses debido al confinamiento en los hogares y al teletrabajo. Además, el interés de invertir en empresas relacionadas con el sector sanitario (farmacéuticas, gestión hospitalaria, bienestar público en general) ha crecido considerablemente.
En definitiva, nuestro pensamiento es más positivo. Estamos más interesados en aquello que es bueno para la sociedad y el planeta y nuestra inversión se enfoca también hacia empresas que tienen esos mismos fines.
Como hemos visto, las prioridades del inversor han cambiado en los últimos meses. Pero eso no significa que vayan a mantenerse igual en el futuro.
Si algo nos ha enseñado esta situación de crisis sanitaria es que todo puede cambiar. Así, los inversores huyen de la incertidumbre, por lo que a futuro es posible que se decanten por estrategias cada vez más conservadoras, buscando la seguridad y evitando riesgos.
Como siempre, nuestra recomendación es mantener el plan de inversión fijado, continuando con la estrategia definida según nuestros objetivos, nuestra forma de ser y, sobre todo, confiando en el asesoramiento de gestores expertos que guíen nuestros pasos en los momentos complicados que podamos vivir.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.