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17/05/2021 | 5 minutos

Objetivos de desarrollo sostenible 2030

Agenda 2030. Objetivos para un desarrollo sostenible

Agenda 2030. Objetivos para un desarrollo sostenible

En un mundo en constante evolución, tanto organismos gubernamentales como los propios ciudadanos nos preocupamos más por el futuro de nuestro planeta. El cambio climático es ya un tema que está a la orden del día, y no es para menos, pues es algo que nos afecta a todos. De ahí que se empiece a hablar de la sostenibilidad incluso en el ámbito financiero.  Pero, para entender qué son las finanzas sostenibles, debemos entender qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS).  

Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030:

Su origen parte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Río de Janeiro en 2012. Su propósito era definir una serie de objetivos compartidos por todos, relacionados con los desafíos ambientales, políticos y económicos a los que se enfrenta nuestro planeta.

En septiembre de 2015 más de 150 jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. La UE y los Gobiernos de todo el mundo se comprometieron con el objetivo de lograr una economía y una sociedad más sostenibles, fijando los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los ODS no son jurídicamente obligatorios, aunque se espera que los gobiernos los adopten como propios y establezcan marcos nacionales para su logro.

Son los siguientes:

1. Fin de la pobreza                                                   2. Hambre cero

3. Salud y bienestar                                                  4. Educación de calidad

5. Igualdad de género                                              6. Agua limpia y saneamiento

7. Energía asequible y no contaminante            8. Trabajo digno y crecimiento económico

9. Industria, innovación e infraestructura         10. Reducción de las desigualdades

11. Ciudades y comunidades sostenibles           12. Producción y consumo responsables

13. Acción por el clima                                             14. Vida submarina

15. Vida de ecosistemas terrestres                       16. Paz, justicia e instituciones sólidas

17. Alianzas para lograr los objetivos

Así, la Unión Europea y sus Estados miembros, al comprometerse con los ODS y los objetivos relacionados con el clima a través del Acuerdo de París, están dirigiendo el desarrollo económico hacia un crecimiento sostenible.

La Comisión Europea recogió el compromiso de la UE y lanzó en 2018 un Plan de Acción en Finanzas Sostenibles, con el objetivo de alinear las políticas públicas y los mercados de capital para reorientar los flujos de capital hacia el desarrollo sostenible. El fin último de esto es reorientar el capital privado hacia inversiones más sostenibles.

Para alcanzar este objetivo, pues, la CE ha articulado diez acciones, formando un Grupo de Expertos Técnicos (o TEG) para desarrollar las tres primeras, una Taxonomía de actividades económicas verdes, un estándar de los requisitos a cumplir para que una emisión de deuda pueda ser calificada como un bono verde europeo y la creación de dos categorías de índices de referencia relacionados con la transición a una economía de bajas emisiones. 

El pasado 18 de junio de 2019 el TEG publicó su informe final sobre la Taxonomía y el estándar de bonos verdes y su informe intermedio sobre índices de referencia.

1.     Finanzas sostenibles. Clasificación UE

2.     Crear estándares y etiquetas vinculadas a productos financieros verdes

3.     Fomento inversiones en proyectos sostenibles

4.     Incorporar la “sostenibilidad” al ofrecer asesoría financiera

5.     Desarrollar Benchmarks en sostenibilidad

6.     Incorporar sostenibilidad en ratings y análisis de mercado

7.     Clarificación de los deberes de los inversores institucionales y gestores de activos

8.     Incorporar sostenibilidad en requerimientos prudenciales

9.     Reforzar la divulgación de información sobre sostenibilidad y la elaboración de normas contables

10.  Fomentar un gobierno corporativo sostenible y reducir el cortoplacismo en los mercados de capitales

¿Cómo podremos cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030?

Para cumplir con los objetivos y metas del Acuerdo de París Europa necesita alrededor de 180 mil millones de euros en inversión extra anual durante la próxima década.

Para conseguir estos objetivos, además, es necesario alinear esfuerzos en el mercado financiero:

►  Aumentar la inversión en aquellos ámbitos clave

►  Asegurar mercados compatibles y evitar la fragmentación

►  Lograr economías de escala mediante la exploración de sinergias

¿Y se puede financiar con dinero público?

Sí, pero el dinero público no será suficiente. Esta es la razón por la cual la UE ha propuesto una normativa para incentivar el capital privado y permitir que el mismo fluya a proyectos sostenibles.

Para atraer la inversión privada hacia proyectos sostenibles es imprescindible que el inversor sepa en qué está invirtiendo y si realmente está contribuyendo a alguno de los objetivos de desarrollo sostenible.

Para evitar que el inversor sufra lo que se ha denominado greenwashing, la UE ha establecido un sistema de clasificación de actividades sostenibles. Se trata de utilizar un lenguaje común para definir qué es sostenible e identificar áreas en las que la inversión sostenible puede tener impacto. Es lo que se ha denominado taxonomía. Una palabra algo extraña que vamos a oír mucho a partir de ahora.

La Taxonomía de la UE es una herramienta para ayudar a los inversores a identificar y responder a las oportunidades de inversión que contribuyen a los objetivos de la política medioambiental. Las decisiones de los inversores para asignar capital o influenciar en las actividades de las empresas son una contribución sustancial a los objetivos climáticos y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) relacionados.

La aplicación de la Taxonomía proporciona definiciones subyacentes unificadas de lo que es "verde" en todos los productos financieros verdes, lo que lleva a una mayor responsabilidad y transparencia. Esto, a su vez, proporciona garantías a los inversores, tanto minoristas como institucionales, de que los activos subyacentes contribuyen a uno o más objetivos ambientales.

Esto será bueno también para los consumidores minoristas, ya que se beneficiarán de una mayor transparencia, un acceso más fácil a los productos financieros verdes (con un riesgo reducido de greenwashing) y una mejor comparabilidad.

Así, tendremos en nuestro poder toda la información necesaria para saber en qué estamos invirtiendo y elegir el destino de nuestro dinero. Si comenzamos a ser responsables de nuestras finanzas y a destinarlas a fines que apuesten por la sostenibilidad, estaremos poniendo nuestro granito de arena en conseguir cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. 

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