19/12/2022 | 3 minutos
La amenaza de la inflación ha vuelto a nuestras vidas y eso puede generar dudas entre los inversores. Saber cómo puede afectar la inflación a sus inversiones y, sobre todo, de si hay que cambiar de cartera o no pueden crear incertidumbres que hay que evitar en estos momentos. Pero ¿es realmente la inflación un problema para las inversiones?
¿Qué es la inflación?
Antes de nada, debemos tener claro que la inflación es el aumento sostenido en el tiempo y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía. Este aumento es provocado por un desequilibro entre producción y demanda, causando una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos.
Para poder medir su crecimiento se utilizan índices que exponen el crecimiento porcentual de una cesta de bienes ponderada. En este caso, el índice utilizado es el Índice de Precios de Consumo, más conocido como IPC.
¿Es mala la inflación entonces?
La inflación no tiene por qué ser necesariamente mala si viene acompañada de un crecimiento económico.
De hecho, suele implicar una mejoría en la actividad económica, empleo y consumo siempre y cuando se mantenga dentro de unos niveles y porcentajes adecuados. Según el BCE (Banco Central Europeo) actualmente se debería mantener entre un 2% a medio plazo. Esto quiere decir que este porcentaje podrá ser rebasado ligeramente cuando sea necesario, sin implicar directamente una subida de tipos de interés o una retirada de estímulo económico por parte del BCE.
Actualmente la inflación se mantiene a niveles elevados debido a la escalada de los precios de la energía y gas. No obstante, a medida que esos factores desaparezcan, la previsión es que la inflación se reduzca desde el 8,1% hasta el 2,3% en 2024.
¿Cuándo preocuparse por la inflación?
El problema de la inflación radica en, además de que se prolongue por periodos largos de tiempo como 2 o 3 años, llegar a una estanflación, es decir a un estancamiento económico provocado por el encarecimiento del costo de vida y la ausencia de crecimiento económico.
La clave: invertir para no perder valor adquisitivo
Dejar el dinero en una cuenta de ahorro o en depósitos sin remuneración tendrá efectos negativos sobre nuestros ahorros durante periodos de inflación. Nuestro dinero perderá valor en la medida que aumenta el nivel general de los precios, ya que con cada unidad monetaria accederemos a menos bienes y servicios, perdiendo así poder adquisitivo.
Por ello, una de las claves en la inflación es la importancia de no perder valor adquisitivo y una de las soluciones para conseguirlo es invertir. Pero también debemos saber en qué invertir.
Las rentas fijas o depósitos sin remuneración son dos ejemplos de inversiones que no debemos hacer durante un periodo de inflación, ya que contribuirán a la pérdida de poder adquisitivo a medida que suban los precios, como, por ejemplo, en el caso de las rentas fijas, en las que el valor de los bonos bajará.
En cuanto a la inversión en renta variable, puede ser una buena opción para una inversión a largo plazo: los mercados de valores históricamente han presentado una cobertura sólida frente a la inflación, siempre y cuando esta se mantenga en un nivel moderado.
La renta variable suele presentar buenos resultados en momentos de inflación si esta viene acompañada por un aumento de la demanda, ya que las empresas, al suponer mayores expectativas de resultados positivos, conseguirán más beneficios y, por lo tanto, repartirán más dividendos.
Pero esta regla no tiene por qué cumplirse siempre: puede haber acciones de empresas con peores expectativas de revalorización si la inflación aumenta.
¿Dónde invierto entonces?
La mejor opción es siempre contar con un plan de inversión con un horizonte a medio-largo plazo y definir en él una cartera de inversiones construida sobre la base de una estrategia personalizada que tenga en cuenta el perfil inversor que tengamos y los objetivos que queramos alcanzar.
Para ello, confiar en un buen gestor será esencial, ya que planificará una estrategia adaptada a nuestro caso que nos permitirá evitar riesgos y aprovechar las oportunidades que nos ofrece el mercado a la hora de gestionar nuestra cartera.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.