16/02/2023 | 4 minutos
Una de las opciones habituales cuando pensamos en invertir, en especial por parte de los perfiles más conservadores, es la vivienda. Más allá de la vivienda habitual, algunas personas optan por comprar para alquilar como una manera de rentabilizar su capital. Pero, ¿cómo compite la inversión en vivienda con otras alternativas? ¿Merece la pena o hay opciones mejores?
La rentabilidad del alquiler en España se sitúa en el 3,6% anual, según los últimos datos del Banco de España y se ha mantenido muy estable en ese entorno en los últimos dos años. Además, a la rentabilidad que obtenemos por lo que ingresamos con el alquiler, hay que sumar lo que se revaloriza el propio precio de la vivienda, es decir, cuánto va aumentando el valor de nuestra inversión inmobiliaria.
El resultado, sumando ambas cosas, es que la rentabilidad de la vivienda alcanza el 11,6% anual en la actualidad. Se trata de una cifra bastante atractiva, de hecho, en el mundo de los fondos de inversión cuesta encontrar categorías que se acerquen a esa rentabilidad en el mismo periodo.
Sin embargo, la vivienda se parece más de lo que puedas pensar a otro tipo de inversiones, por lo que es importante no dejarse llevar solo por la cifra actual de rentabilidad y tener en cuenta algunos aspectos.
Por eso, como en cualquier otro tipo de inversión, no hay que dejarse llevar por la rentabilidad del ahora. Así como algunos fondos de inversión no pueden competir en el cortísimo plazo con esos rendimientos que ofrece la vivienda, lo importante es la constancia. Por ejemplo, hay varias categorías de fondos que en un plazo de 20 años están ofreciendo rentabilidades anualizadas superiores al 5% o al 6% (es decir, todos los años, aunque tengan ciclos peores por el camino).
Al contrario de lo que puedas pensar, en la vivienda también hay estos ciclos, ya que no está exenta de bajar. Lo pudimos ver en la crisis financiera de 2008: a finales de 2007 la rentabilidad total de la vivienda se situaba en niveles parecidos a los de ahora, pero desde ahí empezó a bajar trimestre a trimestre y justo un año después estaba en negativo.
Es decir, ni mucho menos está garantizado que pueda mantenerse en los niveles actuales e incluso a veces, la bajada de los precios puede hacer que lo que obtengamos por el alquiler sea insuficiente para definir la vivienda como rentable en algunas épocas. Aunque esa mala racha ya es agua pasada, conviene ser conscientes de que puede haber momentos menos rentables y que forman parte de toda inversión a largo plazo.
En resumen, no asumas que la vivienda es lo más conservador que existe, ya que cada inversión tiene diferentes volatilidades y ciclos. Lo más importante es conocer todos los riesgos para valorar si son adecuadas para nuestros objetivos y saber que existen otras alternativas en el mundo de la inversión para perfiles de todo tipo: de los más conservadores a los más atrevidos.
Además de los gastos que acarrea una vivienda por sí sola (IBI, gastos de comunidad, etc.), si vas a comprar para alquilar es muy posible que tengas que reinvertir parte del alquiler en el mantenimiento del inmueble: no solo por los posibles deterioros que sufre una vivienda con el paso del tiempo y su uso, sino también para modernizarlo o reformarlo y competir con otras alternativas más nuevas que van surgiendo en el mercado.
En los productos financieros también hay gastos en forma de comisiones que hay que restar a la rentabilidad final (de gestión, de mantenimiento, etc.). Una vez más, la vivienda tiene más similitudes de lo que pueda parecer con otro tipo de fórmulas para rentabilizar tu dinero.
En cualquier inversión, lo más importante es no poner todos los huevos en la misma cesta. Por eso, si decides invertir en vivienda, destinar una parte de tu ahorro a otro tipo de inversiones te hará más resistente en épocas de vacas flacas para el sector inmobiliario. Hoy en día existen diversos productos que están a tu alcance y en tu mismo banco y que, lejos de ser complejos, asesorado por un gestor, se pueden convertir en el complemento perfecto.
En ese punto, definir lo que es más importante para ti te ayudará a encontrar el producto adecuado. Por ejemplo, si quieres obtener ventajas fiscales, existen productos como los planes de pensiones que te permiten desgravar por las aportaciones que hagas anualmente. Si por el contrario, lo que prima en tu ahorro es tenerlo siempre disponible, los fondos de inversión te permiten obtener rentabilidad y disponer de parte o todo tu dinero de un día para otro si lo necesitas.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.