Vamos con tu futuro
Vamos con tu futuro
03/06/2024 | 6 minutos
En los últimos años el término sostenibilidad ha entrado con fuerza en nuestras vidas y no dejamos de oír el adjetivo sostenible aplicado a infinidad de conceptos, entre ellos a inversión y a financiación, dando lugar a lo que que llamamos finanzas sostenibles.
Parecen conceptos complejos y tal vez alejados de nuestro día a día, pero realmente son más cercanos de lo que creemos y dependen en gran medida de las decisiones que cada día tomamos cada uno de nosotros.
La sostenibilidad hace referencia a nuestro modo de vida, a nuestros modelos de producción y, en general, al modelo de desarrollo que nos ha llevado hasta el estado de bienestar de nuestros días y que, de seguir así, no vamos a poder mantener.
La sostenibilidad no es un concepto nuevo. Ya en 1987 el informe Brundtland enfrenta y contrasta la postura del desarrollo económico actual junto con el de la sostenibilidad ambiental. Define el desarrollo sostenible como la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
El desarrollo sostenible trata de lograr, de manera equilibrada, el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.
Avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible requiere cambios en nuestros hábitos de consumo, en nuestro modo de vida y en los modelos de producción de nuestras empresas. Estos cambios requieren importantes volúmenes de inversión que no pueden satisfacerse únicamente mediante inversión pública. Consciente de este reto, la Unión Europea promueve la movilización de inversión privada hacia las empresas que han iniciado un proceso de transformación integrando la sostenibilidad en su estrategia de negocio.
Para facilitar al inversor la identificación de qué es una inversión sostenible, la Unión Europea publicó el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles, que determina qué actividades contribuyen a avanzar a este objetivo transformador. Invertir en las empresas que realizan integran los objetivos de desarrollo sostenible en su estrategia es inversión sostenible.
Y aquí entramos nosotros. Todos nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, podemos invertir en nuestro planeta. Cuando tomamos la decisión de invertir parte de nuestro dinero, podemos considerar únicamente criterios de rentabilidad o también tener en cuenta en qué tipo de empresas queremos invertir y elegir aquéllas que contribuyen a avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible.
Para facilitarnos la elección contamos con los productos de inversión sostenibles o ASG, acrónimo de Ambiental, Social y buen Gobierno, que son los tres ejes que vertebran el desarrollo sostenible.
Son criterios que consideran actividades que afectan de forma positiva al medio ambiente: la no contaminación del aire y el agua, la lucha contra el cambio climático, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la eficiencia energética, el respeto a la biodiversidad, el uso de energías renovables, etc.
Incluyen aspectos relacionados con la salud, la educación, los derechos humanos, los derechos de los trabajadores (riesgos y condiciones laborales, explotación de niños o inmigrantes o de personas en riesgo de exclusión social…). Los criterios sociales buscan, entre otros objetivos, reducir la desigualdad a través de la inclusión de los colectivos más desfavorecidos.
Se refieren a cuestiones de gobierno corporativo de la empresa, a la calidad de la gestión y a su cultura; ejemplos de factores o elementos de buen gobierno son la rendición de cuentas, la independencia y composición de los órganos de gobierno, la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la presencia de las mujeres en cargos directivos, la no discriminación de los trabajadores por sexo, edad, capacidad, etc.
Podemos encontrar productos sostenibles en fondos de inversión, planes de pensiones y bonos verdes, aunque estos últimos están más dirigidos a inversiones institucionales.
Los fondos de inversión ASG permiten a todos los ahorradores, incluso con inversiones desde 300 euros, apoyar a las empresas comprometidas con el desarrollo sostenible consiguiendo una doble rentabilidad, la de su inversión y la del impacto positivo en nuestro entorno tanto de un punto de vista medioambiental como social.
Desde su creación, el volumen de inversión en fondos sostenibles ha crecido hasta superar los 118.000 millones de euros, suponiendo el 34% de la inversión en fondos de España.
El compromiso del inversor con el desarrollo sostenible se ha hecho más patente desde la reforma del Reglamento que regula el asesoramiento financiero en Europa, la normativa MiFID que, desde agosto de 2022, introduce un módulo de cuestiones relativas a sostenibilidad en el test de idoneidad que todo inversor debe completar para recibir una propuesta de inversión que se adecue a sus preferencias.
Según un reciente informe de la CNMV sobre las respuestas de los inversores a las cuestiones de sostenibilidad, el porcentaje de inversores que solicitan tener en cuenta la sostenibilidad en la selección de sus inversiones todavía no es elevado, situándose en torno al 23%. Este dato tal vez sea consecuencia de la complejidad de las preguntas que el Reglamento MiFID obliga a introducir en los test de idoneidad que realiza el inversor. Sin embargo, los fondos sostenibles suponen un 34% del volumen de inversión total en España, según datos de Inverco, y la expectativa de crecimiento de los fondos de inversión sostenible sigue siendo muy positiva.
La estrategia de la Unión Europea para favorecer la movilización de fondos hacia las empresas que integren la sostenibilidad en su estrategia de negocio, junto con la creciente presión regulatoria contra las empresas con un mayor impacto negativo en nuestro entorno, hace evidente que las empresas que no inicien el camino hacia un modelo de desarrollo sostenible van a tener un futuro incierto, que no animará a invertir en ellas.
No, no son lo mismo. Sostenible y solidario son características compatibles, pero no siempre van unidas.
Los fondos de inversión y planes de pensiones calificados como sostenibles consideran los criterios ASG a la hora de decidir en qué compañías invertir los ahorros de sus partícipes y no solo criterios de máxima rentabilidad esperada.
Un fondo de inversión o un plan de pensiones puede ser calificado como solidario porque destina parte de los beneficios generados a ayudar a proyectos cuyos fines pueden ser la protección medioambiental, la mejora de la calidad de vida, la integración de personas en riesgo de exclusión, el voluntariado y cooperación asistencial, el fomento de la investigación para la formación laboral y empresarial, el apoyo a la formación académica, profesional y de los valores cooperativos.
No todos los fondos sostenibles son solidarios, ni todos los fondos solidarios tienen por qué ser sostenibles.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.
volver
