19/12/2022 | 3 minutos
Invertir está al alcance de todos y, desde luego, también puedes hacerlo tú. Quizás crees que si tus ahorros son pequeños lo mejor es dejarlos en la cuenta aunque no te den rentabilidad. Sin embargo, eso también puede suponer una pérdida: cuando los beneficios que obtienes están por debajo de la inflación, en realidad estás perdiendo poder adquisitivo.
Todos podemos acceder a los mercados financieros actuales. Lo cierto es que los distintos productos y planes de ahorro existentes no se dirigen únicamente a los que ya tienen mucho dinero. Al contrario.
Por ejemplo, existen fondos de inversión en los que se puede invertir desde 30 euros mensuales. Lo mismo sucede con muchos tipos de seguros de ahorro, que permiten la inversión desde pequeñas cantidades mensuales. Dicho de otro modo, puedes diseñar una inversión a tu medida sin necesidad de tener mucho dinero ahorrado.
Evidentemente, al invertir se asume la posibilidad de tener pérdidas, pero todo depende de tu perfil inversor y del tipo de producto escogido. Manteniendo tu dinero en una cuenta, muy probablemente, ya estás perdiendo dinero aunque no lo sepas. La inflación es tu enemigo silencioso: si tu rentabilidad es inferior a la inflación, sin saberlo, mantienes tu dinero pero no tu poder adquisitivo.
Existen multitud de formas para mover tu dinero, darle vida y optar a conseguir una mayor rentabilidad, siempre en función de tus necesidades y expectativas. La variedad de alternativas disponibles es enorme. Tú decides de antemano cuánto estás dispuesto a arriesgarte: desde muy poco hasta todo lo que quieras.
En función de tus objetivos dispones de diferentes alternativas para tu ahorro, algunas de ellos con importantes ventajas fiscales que incrementan la rentabilidad financiero fiscal como los planes de pensiones en los que puedes encontrar opciones de planes garantizados o los Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo, conocidos como SIALP. La aportación máxima anual es de 5.000 euros y en caso de rescate total transcurridos cinco años desde la primera aportación el rendimiento generado queda totalmente exento de tributación en IRPF.
Otra opción interesante son los Fondos de Inversión que permiten aportar desde importes muy pequeños y beneficiarse de la gestión experta al unir tu ahorro al de otros pequeños inversores, dentro de los Fondos puedes iniciar tu recorrido inversor con una aportación a Fondos de Rentabilidad Objetivo, invertidos habitualmente en renta fija pública adecuados para ahorradores de perfil conservador.
Tienes que tener en cuenta que, a la hora de empezar a invertir, factores como el horizonte temporal tienen mucha influencia. Si tienes la seguridad de que no vas a necesitar ese dinero a corto plazo, invertir en fondos de inversión o seguros de ahorro que tengan una parte en renta variable puede ser una opción, porque a plazos largos, aun asumiendo riesgos, los resultados pueden ser mejores que en otro tipo de productos.
Tienes que tener claro que siempre tendrás en tu mano elegir el tipo de producto para invertir y, por lo tanto, su nivel de riesgo, para que te sientas cómodo con tu inversión.
Antes de empezar a invertir tienes que considerar algunos aspectos importantes:
Llegados a este punto, si quieres pasar de ahorrador e inversor, necesitas contar con asesoramiento financiero cualificado, profesional y de confianza.
Invertir no debe darte miedo, siempre que pongas los medios para hacerlo bien y estés respaldado por auténticos expertos que te aconsejarán el producto más adecuado para ti.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.