01/12/2022 | 4 minutos
Se acerca el final de año y, antes de que acabe, es momento de tomar decisiones que puedan beneficiar fiscalmente a nuestras inversiones: el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) grava todo lo obtenido en el ejercicio. Por eso, antes del 31 de diciembre conviene revisar los resultados que hemos tenido y ver si podemos hacer algo para optimizar su rendimiento fiscal. Para ello, es conveniente conocer cómo se comportan en el IRPF los diferentes tipos de productos y qué posibles operaciones podemos hacer para mejorar su fiscalidad.
Los resultados que se obtienen de los productos de ahorro se integran en el IRPF en la base del ahorro. Esta base del ahorro tiene un tipo de gravamen diferente al del resto de rendimientos que se generan por el trabajo, la actividad profesional o inmobiliaria y, en muchos casos, puede ser inferior.
Los tipos de gravamen para el año 2022 son los siguientes
Los tipos se aplican sobre la base del ahorro que, a su vez, está compuesta por dos partidas:
Una vez obtenidos los rendimientos y las ganancias/pérdidas por separado, hay que integrarlos: se suman entre ellos y con eso se obtiene la base del ahorro. Pero si una de las dos partidas es negativa, no pueden integrarse directamente: solo se podrá sumar hasta el límite del 25% de la otra partida. Por ejemplo, si un ejercicio se han obtenido 2.000 euros de rendimientos del ahorro por un seguro de ahorro y una pérdida patrimonial de 1.000 euros por la venta de unas acciones, la base del ahorro ese ejercicio será:
2.000 – 500 (25% de 2.000) = 1.500 euros.
Y el contribuyente tendrá otros 500 euros pendientes de compensar con el saldo positivo de rendimientos del ahorro de los cuatro años siguientes.
Por cómo funciona este sistema de integración y compensación de rentas, es interesante saber al final del ejercicio qué tipo de ingresos de nuestros productos de ahorro hemos tenido y ver si puede ser conveniente realizar alguna operación que haga que mejore la fiscalidad global:
A la hora de realizar este tipo de operaciones, hay que tener en cuenta otra serie de limitaciones que marca la legislación fiscal: por ejemplo, en el caso de querer generar una minusvalía, hay que prever que no puede haber una transmisión dos meses antes o después con valores homogéneos.
Veamos la integración y compensación con un ejemplo más completo:
Ventajas fiscales de los planes de pensiones
Los planes de pensiones son productos de ahorro para la jubilación, pero fiscalmente tienen un tratamiento diferente al resto: no generan rendimientos hasta su reembolso, aunque cada año las aportaciones realizadas pueden ser deducibles en el IRPF. Para este 2022, la reducción ha pasado a ser de 1.500€ anuales, es decir, pueden reducirse de la base imponible hasta 1.500 euros aportados a planes de pensiones individuales, frente a los 2.000 del año anterior. Para aquellas personas que tengan un plan de pensiones de empleo, el límite se incrementará en 8.500€ adicionales, siempre que tal incremento provenga de contribuciones de la empresa o aportaciones del empleado al mismo plan de pensiones de empleo al que aporte la empresa. Eso sí, las aportaciones como empleado no podrán superar a las contribuciones de la empresa dentro de este límite adicional de 8.500 euros. Ten en cuenta que la ley no permite aportar por encima de los límites indicados.
En el momento del reembolso, lo obtenido tributa en el IRPF como rentas de trabajo y no como rentas del ahorro. Esta tributación es especial y generalmente más gravosa que la de otros productos, aunque se mantiene la reducción del 40 % de las prestaciones percibidas en forma de capital en las aportaciones que se realizaron hasta el 31 de diciembre de 2006.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.