29/11/2022 | 4 minutos
En 2010, investigadores de la Universidad de Princeton llegaron a la conclusión de que la felicidad crecía conforme aumentaba el salario hasta un punto determinado. A partir de los 67.000 euros al año, las personas no experimentaban un incremento simétrico en su índice de felicidad. Esto demuestra que el bienestar que nos aporta el dinero tiene que ver con la capacidad de cubrir nuestras necesidades básicas más que con la posibilidad de darnos una vida de lujo y caprichos.
Sin embargo, la realidad es que tendemos a aumentar nuestro nivel de vida conforme ganamos más dinero. Vivimos tan a corto plazo que no nos detenemos a pensar en los recursos que necesitaremos en el futuro. Puede que terminemos ahorrando algo a final de mes, pero sin la conciencia de si alcanzará para cubrir nuestros horizonte a largo plazo.
Para evitar situaciones como la descrita, es fundamental saber cómo ahorrar. No todo vale. Aunque los españoles están entre los más ahorradores de Europa, todavía hay muchos mitos al respecto que queremos desterrar. Seguro que alguno te suena.
¿Para qué voy a ahorrar si tengo pocos ingresos? Puede que esta frase haya pasado por tu cabeza en algún momento de tu vida. Este prejuicio no solo es completamente falso, sino que te impide acumular riqueza. Lo que de verdad importa es adquirir un hábito y, sobre todo, comprender que debes adaptar el porcentaje a tu situación personal. Si nunca empiezas, entonces jamás cumplirás tus objetivos de ahorro a largo plazo. No se trata tanto de apretarse el cinturón, sino de entender que muchos pequeños esfuerzos terminan logrando algo grande.
Definitivamente es falso. Ya sea navegando por internet o cuando vamos al supermercado, vemos promociones que llaman nuestra atención, y acabamos cayendo. Muchas veces son compras por impulso, de bienes que realmente no necesitamos. Hay un sesgo de gratificación inmediata al asumir que recibimos un “beneficio” por adquirir un producto determinado mediante una oferta. El cerebro comienza a segregar dopamina. Te sientes afortunado, inteligente, perspicaz, pero la realidad es que has llegado a casa con unos bombones que no estaban en tu lista de la compra o que el repartidor te ha entregado un exprimidor eléctrico que no necesitas porque a ti no te gusta el zumo de naranja y prefieres consumir la fruta entera ¿Lo ves?
Por eso, por muy buena que sea la oferta, detente a pensar ¿Lo necesito? ¿Lo voy a utilizar? ¿Lo compraría si no hubiese un cartel de colores llamativos y un exultante descuento? Si la respuesta es no… Entonces mejor pasa de largo y continúa con tu vida.
El lonchafinismo no es la solución a tus problemas financieros. No se trata de renunciar a una alimentación de calidad, a vestir bien o a los momentos necesarios de ocio que nos permiten despejar la mente. El objetivo ha de ser descartar lo innecesario. Por ejemplo, suscribirse a un servicio de cine y series en streaming no es incompatible con ahorrar. Te gusta ver películas y para ti es importante porque te permite desconectar. Ahora bien, si tienes contratados varios servicios de streaming a la vez, a lo mejor deberías plantearte si realmente puedes disfrutar de todos o con uno es suficiente. No se trata de renunciar a los placeres de la vida, sino de ser inteligente y saber elegir en cada momento.
Claro que puedes empezar a ahorrar en cualquier momento. Nunca es tarde. Ahora bien, cuanto antes empieces, menos esfuerzo tendrás que hacer y más capital podrás ahorrar. Y si decides invertirlo, el interés compuesto jugará a tu favor, ya que sumará los intereses al capital inicial invertido, sobre los que se generarán nuevos rendimientos cada vez mayores.
Tu dinero perderá valor conforme aumente la inflación (la subida de los precios hace que con el mismo dinero puedas adquirir menos bienes y servicios). Por eso, lo mejor es recurrir a una de las múltiples soluciones que ofrece tu banco para proteger tu capital. Esto es clave no solo para acumular el ahorro, sino para obtener un rendimiento que pueda contrarrestar la inflación.
Para que genere intereses, tenemos que seleccionar un producto de ahorro de acuerdo a nuestro perfil, conocer qué riesgo estamos dispuestos a asumir, qué grado de iliquidez podemos soportar, durante cuánto tiempo… Estas son algunas de las preguntas que nos debemos hacer a la hora de seleccionar, por ejemplo, un plan de pensiones.
Si haces esto, descubrirás que no ahorras nada a final de mes. Al tener todo el salario disponible, tenderás a gastar más de lo necesario. Hay que seguir un método si quieres obtener resultados. Una buena opción puede ser pagarte antes a ti mismo. Aunque suene raro, esto significa que, en cuanto cobres, lo primero que debes hacer es apartar una cantidad fija todos los meses de tu salario. Esa parte no la vas a tocar. De esta manera, reducirás el malgasto y te aseguras que todos los meses reservarás parte de tus ingresos.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y queremos que encuentres la solución que mejor se adapte a tu situación.